sábado, 25 de agosto de 2007

Dime cómo evalúas y te diré qué tipo de profesional y de persona eres (Santos Guerra, 2003)

En mis años como estudiante jamás se me pasó por la mente la idea de que las controvertidas y nunca bien aceptadas “pruebas” son algo así como el reflejo del docente y de las demandas sociales. “La evaluación que se realiza en las instituciones no tiene lugar en una campana de cristal, sino que está condicionada por diversos agentes que inciden sobre ella” (Santos, 2003). En otras palabras, las concepciones, actitudes y principios del docente son factores subjetivos que intervienen a la hora de crear una evaluación y al mismo tiempo el contexto social-cultural que envuelve a la institución influye en dicho proceso. Por ejemplo, cuando mi profesor de psicología y filosofía realizó un debate con respecto al aborto en vez de ser arbitrario y objetivo, su ideología católica lo hizo uno más de los que estaban en contra de esta práctica. En consecuencia, al final de dicho debate no nos quedó otra que estar de acuerdo con él para obtener una buena calificación.

Si bien el autor nos desarrolla una serie de causas que intervienen en la evaluación, me parece que el título ideal debiera ser “Dime cómo evalúas y te diré si perteneces al enfoque tradicional de evaluación”. Efectivamente, y al comparar el texto con documentación facilitada por la profesora María Teresa, en todo momento Santos Guerra nos proporciona las características de la evaluación tradicional que predomina actualmente en nuestro sistema de educación y que, los profesores realizan a diario sin darse cuenta de las aberraciones que cometen con sus alumnos. Pero, ¿qué quiere lograr el autor con todo esto? Él expresa abiertamente su anhelo por mejorar la práctica de los docentes por medio de la evaluación y no sólo eso, sino también transformar las situaciones en las que se desarrolla la praxis (Santos, 2003). Quiere que la sociedad en general, y sobre todos nosotros los futuros docentes, se comprometa a trabajar en conjunto con los evaluados, fomentar el diálogo en un proceso retroalimentador donde se analice y reflexione acerca de la evaluación; que seamos capaces de reconocer nuestros errores y cambiemos nuestros malos hábitos, como el profesor que multicopió una prueba de un libro y no se dio cuenta que estaban las respuestas incluidas en la prueba.

El autor, a mi parecer, se da cuenta de las diferencias en la forma de evaluar de los docentes, cuando en realidad debiéramos seguir ciertos patrones estructurales similares; si el profesor realiza clases particulares y lucra con esta profesión, se transformará en un curriculista de excelencia y dedicará mayor tiempo para lograr el aprendizaje del alumno. Sin embargo, si sólo pertenece a un establecimiento donde posee 45 alumnos y tomando el peso de que lo ello implica, sólo se dedicará a exponer los contenidos, evaluar, exponer los contenidos y se genera el ciclo de la mala práctica docente. “El profesor actúa en un contexto que condiciona su práctica de evaluación” (Santos, 2003). De este modo podemos deducir que la evaluación al igual que la docencia no es una práctica al ciento por ciento pura, posee limitantes que la condiciona ya sea para bien o para mal.

Algunas da las afirmaciones que debemos rescatar y emitir juicios, pues son de crucial importancia para nuestro trabajo como docentes al igual que como futuros padres, son las siguientes:

Ø La evaluación tiende a seleccionar ciertos contenidos para ser valorados por los alumnos, centrándose en los conocimientos y habilidades adquiridas por éstos. (Santos, 2003). Medir sólo contenidos factuales potencia el aprendizaje memorístico por parte de los estudiantes (Ahumada, 2001), los que se pueden olvidar fácilmente pues no hubo codificación e interpretación de la información; así, el aprendizaje será sólo de algunos meses pues “La memoria es frágil”

Ø La evaluación tiene entre otros componentes, la comprobación de aprendizajes (Santos, 2003) reflejados mediante los resultados cuantitativos, donde estos últimos son más relevantes que el proceso de enseñanza-aprendizaje. De esta manera, se le resta valor e importancia a la adquisición del saber sabio y la nota, en muchos casos, no revela lo que realmente he aprendido. En cuántas asignaturas no nos reglaban puntitos o décimas para la prueba sólo por hacer un par de dibujos o responder cuestionarios; así, todos podíamos llegar al tan anhelado 7.0

Ø La sociedad, la familia y las instituciones tienden a confundir evaluación con calificación. “Por una parte, al tener el conocimiento un valor de cambio, la calificación que obtiene el evaluado se convierte en un salvoconducto cultural” (Santos, 2003). Gracias a mi promedio de enseñanza media el sistema me “regala” una cierta cantidad de puntaje para la P.S.U, para obtener y mantener una beca es imprescindible poseer un buen rendimiento académico ¿Pero a qué rendimiento se refiere? Simplemente contar con adecuadas notas. De una buena vez dejemos de pensar en las notas como único recurso de evaluación, esta puede ser también descriptiva, mediante características que se enmarquen dentro de un aprendizaje. Una buena idea sería aplicar una rúbrica para analizar las pruebas.

Ø Por otra parte, la comparación entre las calificaciones obtenidas (Santos, 2003) clasifica a los escolares de acuerdo a sus capacidades en grupos de los inteligentes con un futuro exitoso y el “resto” que puede tener suerte. Al mismo tiempo, la evaluación es poco sensibles a las diferencias económicas, sociales y culturales (Santos, 2003) y el docente al caer en las pruebas estándar fomenta las diferencias entre los estudiantes, donde sólo algunos se ven favorecidos. Así, la evaluación cae en una práctica individualista e incrementa la competencia, la envidia, el egoísmo entre los compañeros por obtener la mejor nota a costa de ser reconocidos por los demás. ¿Es esa la sociedad que queremos?, si seguimos evaluando con la misma estructura, así será.

Ø Lamentablemente cuando no se produce el aprendizaje del estudiante el único culpable es él. Pocas veces se responsabiliza a la institución o a los docentes del fracaso que tienen los alumnos (Santos, 2003); sin embargo, este problema se debe resolver con apoyo de la familia pues no se debe desligar su rol como formadora al igual que la de los profesores. En este caso ambos deben trabajar en forma conjunta guiando y apoyando al educando en su proceso de enseñanza-aprendizaje, evaluando paso a paso sus avances y analizando sus retrocesos. El establecimiento, por su parte, debe colaborar con apoyo para el docente y entregarle todos los recursos necesarios para solucionar problemas de aprendizaje, como facilitar material didáctico u otro para aquellos que aprenden de distinta forma.

Ø Por último, los docentes emplean constantemente la evaluación como medio de amenaza, castigo y poder. “Lejos de emplearla como un estímulo, le sirve como un instrumento de opresión” (Santos, 2003). Diariamente en la universidad, cuántas veces no emitimos nuestras percepciones de los profesores o criticamos algunas de sus decisiones por miedo a “hecharme el profe” y en consecuencia, reprobar el ramo. Sin ir más lejos, hace algunos días una profesora nos advirtió que ella tenía muy buen oído y cualquier comentario…me dio miedo. Como futuros docentes debemos pensar ahora mismo en realizar momentos de reflexión con nuestros alumnos, hacer un cara a cara y aceptar nuestras debilidades. Todo esto centrado en mejorar mi labor como docente; más que un enemigo, que los jóvenes nos vean como alguien flexible, empático, comprensivo capaz de escuchar y valorar los juicios emitidos sobre y hacia mi persona.

Para finalizar, considero que este esquema extraído del libro Currículum y Evaluación Educacional (2006) representa el ideal de evaluación que el autor quiere lograr en los profesores mediante sus afirmaciones y argumentaciones.

1 comentario:

Profesora dijo...

ESTIMADA PATRICIA
SON ACERTADAS TUS REFLEXIONES, RESPECTO A QUE LA EVALUACIÓN ESTÁ CONDICIONADA POR TODOS LOS AGENTES DEL PROCESO EDUCATIVO. ASIMISMO, EN EL ANHELO DEL AUTOR POR GENERAR UN CAMBIO. PERO ¿CÓMO APORTARÍAS TÚ A DICHO CAMBIO? ¿CÓMO DESARROLLARÍAS LA PRÁCTICA EVALUATIVA EN TU FUTURA PRÁCTICA DOCENTE?
SIN EMBARGO, NO CONCUERDO CONTIGO EN LA DIFERENCIA QUE HACES RESPECTO A UN PROFESOR PARTICULAR Y OTRO DE UN ESTABLECIMIENTO, DADO QUE UNO NO ES MEJOR QUE EL OTRO COMO LO PLANTEAS. UN PROFESOR QUE TRABAJE EN UN ESTABLECIMIENTO PUEDE DESARROLLAR UNA EVALUACIÓN OBJETIVA Y ATERRIZADA A LA REALIDAD DE LOS ALUMNOS, TODO DEPENDE DE LA MOTIVACIÓN DE ÉSTE. CRÉEME QUE UNO PUEDE LOGRAR MUCHAS COSAS SI TIENE UNA VISIÓN NO REDUCCIONISTA DE LA EVALUACIÓN.
TE INVITO ENTONCES MEJORAR TU PRÓXIMA REFLEXIÓN, RECUERDA QUE ES UN COMENTARIO Y NO UN RESUMEN DE LOS TEXTOS.
TIENES LAS SIGUIENTES FALTAS DE ORTOGRAFÍA: HECHARME (DE ECHAR ES SIN H). TE HAGO ESTE ALCANCE, PUES TIENES UNA BUENA ORTOGRAFÍA (FOMÉNTALA) Y TU REDACCIÓN DEBE MEJORAR.
TU NOTA ES: 69